Singapur verde: parques, reservas y jardines botánicos
En el Sudeste Asiático se erige una ciudad-estado donde la autoridad es inquebrantable y los rascacielos tocan el cielo. Singapur ha sacrificado el espíritu callejero en pos de un modelo de desarrollo meticulosamente calculado. ¿El resultado? Un orden orwelliano que solo perdona la espontaneidad al verdor de sus parques.
Singapur es una ciudad-estado de reglas firmes, fortuna insultante y funcionalidad consumada. En las calles no se ve una sola basura, el transporte público desconoce retrasos y la pobreza no consigue visado para cruzar la frontera. Declarado independiente en 1965, este país ha roto paradigmas y generado controversias con sus políticas de estado.
La imposición del inglés como idioma oficial, la intolerancia al quebrantamiento de la ley y una visión pragmática desentendida de la cultura, han generado una tierra próspera que desparrama riqueza y presume indicadores envidiables de desarrollo humano. Centros comerciales presumidos, parques de diversiones importados y marinas de última generación, moldean la cotidianidad en esta nación desacostumbrada al espacio público.
Durante décadas, la egolatría local ha confiado el esparcimiento a restaurantes afrancesados, paseos hechizos y hoteles soberbios. Por suerte, la planeación infalible no consigue domar del todo al verdor ecuatorial. Es en esos espacios, tapizados de exuberancia accidental y árboles rebeldes, que la tierra reconoce en sí misma su origen olvidado. Cuando la naturaleza recupera su protagonismo, Singapur es verdaderamente excepcional.
Gardens by the Bay:
Domos y súper árboles
No hay, en todo Singapur, un lugar más fotografiado que Gardens by The Bay. Este parque, inaugurado en 2012, descansa sobre un centenar de hectáreas que hasta hace no tanto eran parte del mar. A diferencia de los parques citadinos que buscan proteger a la naturaleza de la avaricia urbana, este surge en respuesta a ella. Ubicado a espaldas del hotel más emblemático de la ciudad, este jardín combina el verdor intrínseco de la isla con su avidez de vanguardia.
Árboles con formas animales, fuentes danzantes y torres revestidas de plantas, conviven en este espacio que seduce a portadas de revista y cuentas de Instagram por igual. Hablar de organicidad y de los Jardines de la Bahía es complicado. De entrada, porque de acuerdo con la geografía la tierra del parque debió ser agua. Purismo aparte, los jardines reverdecen la ciudad y logran que un par de invernaderos sea más popular que un acuario y un zoológico.
Entre túneles frondosos y jardines verticales conectados por puentes, destacan dos domos tan monumentales como tematizados. El más grande de ellos, el domo de las flores, recrea un clima semiseco donde conviven cactáceas, tulipanes y olivos en armónica descontextualización. El segundo, el domo del bosque nuboso, recrea una selva habitada por helechos, cascadas, bromelias y escenarios en potencia para otro Parque Jurásico.
Jardín Botánico de Singapur:
Aves, orquídeas y varazos
En el núcleo de Singapur, no muy lejos de su principal distrito de compras, se encuentra el jardín botánico. No es, en absoluto, el parque más grande de la isla, pero tiene fama de ser el que más enorgullece a la nación. A diferencia de los jardines de la marina, que se aderezan con espectáculos luminosos y bocinas camufladas como rocas, este espacio centenario se identifica con la historia y la clorofila antes que con la novedad y los simulacros arbóreos.
Lagos de agua dulce, muestras etnobotánicas y más de 10 mil especies de plantas, confieren a este jardín el título de Patrimonio de la Humanidad y lo convierten en el atractivo número uno de Singapur. Aunque el parque tiene una extensión que rebasa las 80 hectáreas, su mayor atractivo no necesita más de tres para monopolizar la atención. Dotado de orquídeas moteadas, nativas, fluorescentes y miniatura, el orquidiario nacional presume la colección más numerosa del mundo.
Gracias a una tradición diplomática originada en la década de 1950, Singapur no solo experimenta con la modificación genética de orquídeas, sino que nombra a sus flores más icónicas en honor a mandatarios y miembros de la realeza que visitan el país. Solo aquí, bajo las leyes locales, presidentes chinos, estadounidenses y turcos conviven bien portados. So pena de recibir la pena de azote con vara, vigente en Singapur, los únicos que se atreven a irrumpir el orden público son pájaros y libélulas.
Punggol Waterway:
El Singapur de los locales
En un país que cabe casi tres veces en la Ciudad de México, la lejanía es una falacia. Aun así, son pocas las visitas que dejan el Singapur de los derroches y el turibús para conocer la periferia residencial. En esta isla nadie se muere de hambre y todos tienen acceso a la salud y a la educación, pero eso no significa que las comidas griegas de 150 dólares y las empleadas domésticas importadas de India formen parte de toda cotidianidad.
Lejos de la alberca del piso 57 del hotel Marina Bay Sands, ni siquiera hacen falta filas para disfrutar el clima tropical de Singapur. En el noreste de la isla, relativamente cerca del aeropuerto, un distrito en crecimiento materializa la demanda de nuevos espacios residenciales para la llamada clase media. En el barrio de Punggol, las culturas china, india y malaya se dan cita entre reservas naturales y centros comerciales.
El parque Punggol Waterway no tiene el respaldo de una firma arquitectónica global ni cuenta con una colección modernísima de verdor supersónico. No los tiene y no los necesita. Un puente torcido, una ciclopista gratuita y un manglar tapizado de aves, bastan para comprobar que Singapur esconde algo más que apariencias y buenas costumbres.
Tips de viaje:
El aeropuerto Changi de Singapur ofrece vuelos directos a Estados Unidos y a varias ciudades en Europa, incluida Barcelona.
Singapur está prácticamente a la altura del ecuador y tiene un clima húmedo tropical. Sus temperaturas rondan entre 25 y 31 °C todo el año.
El transporte público en Singapur es súper eficiente. Grab es la alternativa local para apps como Cabify, Didi, Lift y Uber, que no operan en Singapur.
La cocina en Singapur es tan multicultural como su sociedad. Bakalaki es un restaurante mediterráneo orgulloso de sus recetas e insumos griegos, Two Bakers es un café que ofrece menú de brunch con shakshuka y hotcakes de pandan y Lau Pa Sat es uno de los mercados de comida callejera localmente conocidos como hawkers.
Curiosidades:
En 2019, los pasaportes de Japón y de Singapur se consideraron los más poderosos del mundo para viajar sin necesidad de visas.
Singapur es la única ciudad-estado independiente en Asia. Las otras dos están en Europa: Mónaco y el Vaticano.
La Autoridad Monetaria de Singapur emitió, hasta 2014, billetes con denominación de 10 mil dólares singapurenses. Los billetes que aún se encuentran en circulación son legales, tienen valor y equivalen a más de siete mil dólares estadounidenses. Por mucho, el billete con mayor denominación en el mundo.
La venta de chicles está prohibida en Singapur.
PIES DE FOTO
1. Puentes en el interior del domo Cloud Forest en Gardens by the Bay.
2. Súper árboles de Gardens by The Bay vistos desde el piso 57 de Marina Bay Sands.
3. Recorrido nocturno en el domo Cloud Forest en Gardens by the Bay.
4. Hotcakes de pandan en el café y pastelería Two Bakers.
5. Orquideario Nacional de Singapur en el jardín botánico.
6. Túnel de follaje en el jardín botánico de Singapur.
7. Ensalada griega y tzatziki en el restaurante Bakalaki.
8. Espectáculo nocturno de luces en la marina de Singapur.
9. Puente Lorong Halus en la reserva Punggol Waterway.
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Publicado el 19 de enero de 2021 por Marck Gutt | Don Viajes.
Última actualización: 19 de enero de 2021.
Versión editada de una historia publicada en la revista Aire de Aeroméxico, mayo 2018.
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