Plantaciones de Louisiana entre Nueva Orleans y Baton Rouge
Entre los siglos XVIII y XIX la orilla del río Misisipi se cubrió de plantaciones azucareras. Louisiana se convirtió en un exportador de talla mundial y su ribera más famosa en una concentración descarada de riqueza. Hoy, entre Nueva Orleans y Baton Rouge, los palacios de azúcar cuentan la historia amarga de los esclavos sometidos a producir dulzura.
A principios del siglo XIX pocas regiones en Estados Unidos, si acaso alguna, concentraban la riqueza acumulada en el este de Louisiana. Sobre los márgenes del río Misisipi, cientos de plantaciones productoras de azúcar presumían habitaciones con muebles de maderas finas, salones de baile dignos de la realeza y mansiones listas para cumplir cualquier capricho. A juzgar por las apariencias, la vida en las plantaciones era un lujo. Para la mayoría, sin embargo, los cañaverales no tenían nada de dulce.
Las plantaciones azucareras en Louisiana se hicieron de oro a base del trabajo forzado de personas negras. Solo tras la derrota confederada en la guerra de secesión de Estados Unidos, los cañaverales dejaron de ser sinónimo de riqueza insultante. El fin de la esclavitud marcó el comienzo de la debacle económica en el sur. Y a orillas del Misisipi, la suntuosidad y los festines se acabaron cuando caciques y señoritos se vieron obligados a pagar por el trabajo.
Algunas plantaciones fueron destruidas en la guerra. Unas más por inundaciones, por incendios o por la falta de recursos para costear el mantenimiento de decenas de habitaciones. Otras, sin embargo, se mantienen en pie. Para visitar estas casonas a orillas del Misisipi no hace falta un viaje en barco de vapor. Eso sí, no hay que dejarse seducir por las postales boyantes ni los eufemismos históricos. Las plantaciones son resultado de un sistema racista y maquillan tragedias incómodas. Nada más lejos para reconciliar el presente que endulzar las atrocidades del pasado.
Plantación Destrehan:
Historia, azúcar y añil
Solamente 35 kilómetros separan a Nueva Orleans de Destrehan, una antigua plantación de azúcar y de añil que comparte nombre con el pueblo que la cobija. El viaje en kilómetros apenas se nota, pero el viaje en el tiempo es evidente. Destrehan es la casa más antigua de la que se tiene registro en la parte sur del valle del Misisipi. Un contrato de la segunda mitad del siglo XVIII, archivado en la oficina parroquial, da cuenta de la antigüedad de la mansión. Por ello de las dudas, sin embargo, los guías que se encargan de contar la historia de la plantación visten a la usanza de 1800.
Grandes columnas blancas escudan a las ventanas de casi dos metros de alto alrededor de la casona. Vista desde afuera, la construcción anacrónica combina la cultura criolla con la gloria del imperio griego. Dentro, cuadros con motivos religiosos y sillones de terciopelo rojo protagonizan historias de opulencia. Para recorrer la casona de Destrehan se necesita cerca de una hora. En oposición, cuesta trabajo pasar cinco minutos en las chozas oscuras donde vivían los esclavos. Los cuartos pelados tienen poco más que un orificio a manera de ventana, suficiente para morir de frío en las noches de invierno y de calor en los días de verano.
Plantación Laura:
Memorias de una familia criolla
Esta plantación, en el poblado de Vacherie, no es la más ostentosa de todas. Eso sí, su casona es una de las más coloridas. Fiel a la cultura criolla y a las tradiciones francesas, la familia Duparc-Locoul mantuvo sus raíces hasta en la fachada. El complejo azucarero Habitation Duparc funcionaba como cualquier otro, con su puerta principal mirando al Misisipi para recibir barcos y su cocina en un edificio independiente para evitar incendios. Similitudes operativas y diferencias estéticas aparte, la plantación rebautizada con el nombre de Laura es inusual.
Cuatro generaciones de mujeres regentaron el negocio durante un siglo. Gracias a una de ellas, la heredera de la fortuna familiar, de esta plantación se conoce más que lo aparente. En Memories of the Old Plantation Home: A Creole Family Album, Laura Locoul relata el transcurrir cotidiano en la plantación. A partir del diario, publicado póstumamente, los espacios en la casona recrean la vida de una familia criolla en la segunda mitad del siglo XIX. Mientras que de los Duparc-Locoul se tiene un árbol genealógico centenario, de muchas de las personas que vivieron sometidas en la plantación no se conoce siquiera el nombre.
Plantación Oak Alley:
Casa grande de los excesos
Muchas plantaciones de Louisiana parecen poca cosa cuando se comparan con Oak Alley. La culpa no es de ellas, sino de las dos hileras de encinos del sur que custodian la entrada de la propiedad. El túnel, con aproximadamente 250 metros de largo, conecta el camino a orillas del Misisipi con la puerta de la casona. La postal imponente es el primero de los muchos delirios de grandeza que esconde Oak Alley. Después de todo, al interior de esta casona vivió “el rey del azúcar”, uno de los hombres más ricos del sur de Estados Unidos.
En las plantaciones se conoce como casa grande a las mansiones donde vivían los patrones. En Oak Alley, los excesos de la casa grande no tienen vergüenza. Entre candelabros resplandecientes y tapetes traídos de tierras lejanas, llama la atención un colguije de madera sostenido por un sistema de poleas sobre la mesa del comedor. “Es el ventilador de la época”, explica el guía del recorrido habituado al artilugio, “una de las personas esclavizadas tenía la labor de abanicar con él a los comensales desde que se sentaban hasta que terminaba la sobremesa”.
Plantación Houmas House:
Abundancia en hielo
Más o menos a mitad de camino entre Nueva Orleans y Baton Rouge, en la comunidad de Burnside, una mansión de la década de 1840 llama la atención. Houmas House cuenta con una fachada escoltada por columnas griegas descontextualizadas y un jardín custodiado por un par de garçonnières, estudios independientes construidos en forma hexagonal. Por fuera, pese a su grandeza, Houmas no es la casona más imponente a orillas del Misisipi. Su interior, en cambio, se aferra a demostrar lo contrario. Aquí, entre tragos y caprichos arquitectónicos, la humildad nunca ha sido bien recibida.
En su momento de apogeo, durante la segunda mitad del siglo XIX, Houmas era una de las propiedades más rentables del imperio azucarero de Louisiana. Era tal la riqueza acumulada en esta casa que a los invitados se les servía hielo. Traerlo en barco desde los glaciares del norte, en una era sin congeladores, no parecía descabellado para “el príncipe del azúcar”. La venta de la propiedad, a mediados del siglo XX, trajo consigo una remodelación empecinada en deshacerse de adornos y entablamentos. Entrados los 2000, sin embargo, un nuevo dueño invirtió una fortuna para devolver a Houmas su presunción original.
Plantación Nottoway:
Blanca demasía
Nottoway se encuentra 37 kilómetros al sur de Baton Rouge, la capital de Louisiana. Como muchas, esta plantación histórica presume una campana que servía como medio de comunicación interno. Según el intervalo de campanadas, se anunciaba a las personas esclavizadas si era hora de servir comida, ir a trabajar al campo o asistir a determinada habitación. Y como pocas, Nottoway se mantiene fiel al estilo italianizante. Aún cuando la moda de la época dictaba seguir el estilo neogriego, esta plantación terminada en 1859 optó por otro camino.
Los alrededores de la mansión son verdes, húmedos y predecibles. El interior, en cambio, es sorprendente. Incluso si se han visitado varias plantaciones, Nottoway impresiona. La culpa es de un salón de bailes. En el espacio, descaradamente blanco, roba la atención un par de marcos dorados. Se trata de los espejos, imprescindibles en las áreas comunes de una plantación digna de respeto. Sólo así los adultos podían revisar a los jóvenes para prevenir actitudes indecentes. En una casona de buenas costumbres, con decenas y decenas de personas sometidas a la esclavitud, no se puede permitir que una señorita muestre la pantorrilla.
Tips de viaje:
El aeropuerto de Nueva Orleans ofrece vuelos directos a los principales hubs de Estados Unidos y a ciudad de Panamá. El aeropuerto de Baton Rouge, con conexiones limitadas, funciona como alternativa.
Para visitar las plantaciones del Great River Road, como se conoce a la carretera que sigue al río Misisipi, es necesario rentar coche. El recorrido entre Nueva Orleans y Baton Rouge tiene 130 kilómetros.
El clima en el sur de Louisiana es subtropical húmero. Para evitar calor húmedo y probabilidades altas de lluvia, lo ideal es evitar la temporada de verano entre junio y septiembre.
Este par de directorios contiene hoteles de propietarios negros en Nueva Orleans: The Blackout Coalition y New Orleans & Company.
Para visitar las plantaciones es necesario un recorrido guiado. Cada plantación tiene precios y horarios distintos, la información actualizada está disponible en sus páginas de internet.
Curiosidades:
En Estados Unidos, solamente dos estados tienen una división política interna distinta a los condados. Uno de ellos, Louisiana, está dividido en parroquias. El otro, Alaska, en distritos.
Antes de que Estados Unidos concretara la compra de Louisiana, a principios del siglo XIX, el territorio estaba dominado por los franceses. De ahí topónimos como Louisiana, Nueva Orleans y Baton Rouge que hacen referencia a la nobleza, los lugares y el idioma francés respectivamente.
Para la película Entrevista con el vampiro, con Tom Cruise, Brad Pitt y Antonio Banderas, se filmaron escenas en las plantaciones Destrehan y Oak Alley.
En la página de internet de Nottoway no se menciona la palabra esclavo una sola vez, ni siquiera en el apartado de historia. ¿Hablamos de racismo estructural?
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Publicado el 16 de noviembre de 2020 por Marck Gutt | Don Viajes.
Última actualización: 16 de noviembre de 2020.
Versión editada de una historia publicada en la revista Bleu & Blanc, abril 2012.
El contenido de esta publicación es resultado de un viaje realizado con el apoyo de Louisiana Tourism Office.
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