Observación de aves para principiantes: consejos, guía y herramientas

Salir en busca de pájaros es un buen pretexto para viajar, recorrer reservas ecológicas y conocer a los vecinos alados del campo y las ciudades. Surtida con datos prácticos, consejos sostenibles y aplicaciones que identifican pájaros, esta guía te ayudará a observar aves y a reconocer especies en menos de lo que canta un gallo.

 

Búho campestre de las Galápagos (Asio flammeus galapagoensis) en la isla Plaza Sur.

 

El mundo de las aves es colorido y ruidoso. También grande, ridículamente grande. Salvada una que otra diferencia taxonómica, en el planeta existen alrededor de 10 mil especies de aves. Algunas, bastante cohibidas, solo se dejan ver en lugares específicos y coincidencias milagrosas. Otras, algo más extrovertidas, posan para las cámaras y se invitan solas a comer a cualquier picnic.

Con su habilidad para burlar barreras físicas, las aves se las han arreglado para llegar a sitios remotos y también para cohabitar señoras ciudades. Unos tienen la suerte de vivir entre guacamayas o flamencos, otros entre gorriones y pinzones. En cualquiera de los casos, prestar atención a las aves con las que compartimos el espacio es un buen ejercicio para empezar a pajarear.

Observación de aves, birding, birdwatching… el nombre es lo de menos. La cosa es andar con los ojos abiertos y recordar que no estamos solos. Esta guía con consejos para pajarear asegura que no siempre hacen falta pantallas para ver pingüinos bailarines ni carpinteros que picotean a lo loco. Con un poco de suerte y paciencia, la naturaleza ofrece el espectáculo en vivo.

 
Carraca lila (Coracias caudata) en el parque nacional Etosha, Namibia.

Carraca lila (Coracias caudata) en el parque nacional Etosha, Namibia.

Aninga o pato aguja americano (Anhinga anhinga) en Caño Negro, Costa Rica.

Aninga o pato aguja americano (Anhinga anhinga) en Caño Negro, Costa Rica.

 

En temporada:
Ciclos y migraciones de las aves

En el mundo del pajareo el calendario es el rey. Alrededor del 40% de las aves en el mundo son migratorias. Eso significa que cerca de cuatro mil especies de aves se mudan cuando menos una vez al año. Buscar cigüeñas en Europa cuando están en África puede ser decepcionante. Por eso, cuando se trata de observar aves, la época del año es fundamental.

Las mejores temporadas para pajarear varían de acuerdo con cada lugar. Eso sí, pueden y suelen ser sorprendentes. Para los estándares humanos el invierno en la Columbia Británica de Canadá es frío. Sin embargo, para las águilas calvas y algunos zambullidores y patos, el clima costero de la provincia basta para refugiarse de los fríos extremos del norte. Contra todo pronóstico, el invierno es la mejor temporada para pajarear en Vancouver.

A las aves que no migran se les llama residentes o sedentarias. Estas especies no cambian de hábitat, pero eso no significa que sus hábitos son iguales todo el año. En muchos casos, las estaciones alteran los comportamientos de las aves residentes. Y con ellos, las probabilidades de verlas.

 
Mosquero cardenal (Pyrocephalus obscurus) en El Naranjo, Colima, México. Este pájaro es residente en gran parte de México, zonas cercanas a la costa en Colombia, Ecuador, Perú y Venezuela y la zona norte de Argentina y sur de Brasil. En la zona cent…

Mosquero cardenal (Pyrocephalus obscurus) en El Naranjo, Colima, México. Este pájaro es residente en gran parte de México, zonas cercanas a la costa en Colombia, Ecuador, Perú y Venezuela y la zona norte de Argentina y sur de Brasil. En la zona central de Argentina, buena parte del interior de Brasil y estados de E.U.A. como Nevada y Nuevo México, solamente está presente en temporadas específicas.

 

Ser puntual:
La mejor hora para ver pájaros

¿Cuál es la mejor hora para ver pájaros? Eso depende, totalmente, del pájaro. Algunas aves son nocturnas y extrañamente se dejan ver con luz de día. Otras se esconden en la noche y prefieren moverse custodiadas por el sol. Dicho lo anterior, las horas crepusculares suelen ser las más afortunadas para ver aves.

Las decenas de canciones que hablan del canto de los pájaros al amanecer no están basadas en una ficción. La salida y la puesta del sol son, para muchas especies animales, los momentos más activos del día. Las aves no son la excepción. En términos generales, los amaneceres y los atardeceres son ideales para observar aves. Especialmente en hábitats como manglares, lagunas, ciénagas y pantanos.

 
Garza cucharona (Cochlearius cochlearius) en los mangles de Dos Brazos del Río Tigre, Costa Rica. Esta garza es nocturna y se mueve poco durante el día.

Garza cucharona (Cochlearius cochlearius) en los mangles de Dos Brazos del Río Tigre, Costa Rica. Esta garza es nocturna y se mueve poco durante el día.

Águila calva (Haliaeetus leucocephalus) en las ensenadas cerca del Great Bear Lodge en Columbia Británica, Canadá. Las águilas calvas suelen estar activas temprano en la mañana y cerca del atardecer.

Águila calva (Haliaeetus leucocephalus) en las ensenadas cerca del Great Bear Lodge en Columbia Británica, Canadá. Las águilas calvas suelen estar activas temprano en la mañana y cerca del atardecer.

 

El cortejo de las aves:
Colores y sonidos especiales

Cuando se trata de coquetería, las aves son unas lucidas. Pocas especies se esfuerzan tantísimo en llamar la atención de sus parejas potenciales como algunos pájaros. De hecho, es por eso que en muchas especies de aves el macho tiene plumas estorbosamente largas y colores ridículamente brillantes.

La temporada de cortejos suele ser espectacular para pajarear. Y lo de espectacular va en sentido literal. Entre las aves no son raros los despliegues de acrobacias y cantos con fines seductores. Los bobos o piqueros patas azules, por ejemplo, bailan levantando sus patas para llamar la atención de las hembras. Los quetzales resplandescientes, en cambio, vuelan en espiral para presumir sus colas de más de 60 centímetros.

La temporada de cortejo varía entre las especies de aves y los movimientos de donjuán no son las únicas formas de llamar la atención. Algunas aves cambian sus colores y plumajes. Las garzas blancas, por ejemplo, adquieren un color verde neón alrededor el ojo y crecen plumas largas en la parte trasera de sus cuerpos.

 
Garza blanca (Ardea alba) con marcas verdes alrededor de los ojos y plumas largas propias de la temporada de cortejo en Caño Negro, Costa Rica.

Garza blanca (Ardea alba) con marcas verdes alrededor de los ojos y plumas largas propias de la temporada de cortejo en Caño Negro, Costa Rica.

Temporada de cortejo para el bobo o piquero patas azules (Sula nebouxii) en la isla Española de Galápagos, Ecuador.

Temporada de cortejo para el bobo o piquero patas azules (Sula nebouxii) en la isla Española de Galápagos, Ecuador.

 

Aves endémicas:
El premio gordo del pajareo

Para la mayoría de las personas un encuentro con una guacamaya sin apellidos es más emocionante que el destello de una reinita de Kirtland. Es más, la mayoría de las personas no tenemos idea de la existencia de Kirtland y menos todavía de su pájaro conocido como reinita. Para los avistadores con camino recorrido, sin embargo, casi siempre es al revés.

Observar especies escurridizas con rangos de hábitat limitados suele ser la gran recompensa de los pajareros experimentados. Algunas personas viajan varias veces al mismo sitio en busca de una especie introvertida. Y lo hacen aun cuando han tenido la suerte de ver especies tan parecidas que cuesta trabajo distinguirlas a simple vista.

Con la práctica, el ojo y el oído se agudizan. Pajarear más implica aprender más sobre las diferencias en cantos, tipos de picos y patrones de vuelo. Y también, prestar atención a aves que normalmente pasan desapercibidas. Por suerte, antes de obsesionarnos con reinitas de Kirtland, aves más populares como pingüinos, flamencos y tucanes nos invitan a su mundo sin hacerse tanto del rogar.

 
Flamenco común (Phoenicopterus roseus) en la laguna de Walvis Bay, Namibia.

Flamenco común (Phoenicopterus roseus) en la laguna de Walvis Bay, Namibia.

Pingüino africano o de El Cabo (Spheniscus demersus) en la colonia de Boulders, Sudáfrica.

Pingüino africano o de El Cabo (Spheniscus demersus) en la colonia de Boulders, Sudáfrica.

 

Pinta engañosa:
Aves parecidas pero diferentes

En el mundo del pajareo las primeras impresiones no siempre son las que cuentan. Muchas especies que se parecen entre sí son solo primas lejanas. En algunos casos, ni siquiera eso. Una variación apenas notoria en el largo del pico, el tono de la cresta o el tono del canto pueden ser las únicas formas de diferenciar una especie de otra.

Es imposible confundir un canario común con una gallina, pero se requiere buen ojo para distinguir algunas especies de colibrí de otras de suimanga. Y eso que, aunque comparten similitudes anatómicas y comportamientos, se trata de especies de familias distintas que habitan en continentes distintos.

Más de una vez un pinzón ha sido tachado de gorrión y un carbonero ha pasado por una reinita. Aun con una guía de campo y obsesión darwiniana, se puede confundir una especie con otra. Sin ellas, es prácticamente un hecho. Cosas que pasan cuando la evolución de especies distintas van por el mismo camino.

 
Suimanga dorsioliva (Cinnyris jugularis) en el jardín botánico de Singapur.

Suimanga dorsioliva (Cinnyris jugularis) en el jardín botánico de Singapur.

Colibrí sietecolores (Boissonneaua jardini) en la reserva ecológica de Mashpi, Ecuador.

Colibrí sietecolores (Boissonneaua jardini) en la reserva ecológica de Mashpi, Ecuador.

 

Confusiones del español:
Nombres coloquiales de las aves

Más de 500 millones de personas hablan español. Y de ellas, más de 450 millones somos hablantes nativos. El español es una lengua diversa llena de regionalismos y jergas. Algunos limitados por fronteras nacionales, otros incapaces de burlar un valle. En el caso específico de los términos coloquiales que usamos para designar aves, pasa mucho de lo segundo.

Tomemos como ejemplo el Dendrocygna autumnalis, un ánade que habita buena parte del cinturón tropical americano. En español se conoce con nombres comunes como chiriría pinta, güíchichi, güirirí, güire, pato silbón de ala blanca, piche, pichichi, pichihuila, pijije, piscingo, suirirí piquirrojo y yaguaso pico rosado. En inglés, como black-bellied whistling duck.

Referirse a las aves con nombres en inglés es un hábito común entre pajareros. La práctica, tan pragmática como imperialista, no es casualidad. En 2006, con visto bueno de la Unión Ornitológica Internacional, se publicó por primera vez una lista con nombres estandarizados en inglés para todas las especies conocidas. En español, juicios aparte, nos quedamos con la diversidad y la sabrosura de la lengua.

 
Caracara (Caracara plancus) en la ruta de los Siete Lagos, Patagonia Argentina. Esta especie habita en las zonas sur y centro de Sudamérica y se conoce también como carancho, carcaña, caricari, guarro, moñudo y traro.

Caracara (Caracara plancus) en la ruta de los Siete Lagos, Patagonia Argentina. Esta especie habita en las zonas sur y centro de Sudamérica y se conoce también como carancho, carcaña, caricari, guarro, moñudo y traro.

 

Pájaros por doquier:
Observación de aves urbanas

La observación de aves no es una actividad tan seductora como el avistamiento de ballenas y los safaris africanos. Eso sí, es una actividad que se puede hacer prácticamente en cualquier sitio. Un bosque tropical bien tupido es un lugar prometedor para pajarear, pero también lo son malecones concurridos, junglas de concreto y desiertos que parecen muertos.

Es iluso salir al Central Park neoyorquino en busca de cóndores y recorrer el centro de Lima en espera de ver cacatúas, pero es todavía más iluso pensar que las ciudades están privadas de los placeres mundanos de la observación de aves. A veces, una ventana basta para pajarear y caer en cuenta que no todas las palomas ni todos los gorriones son iguales.

 
Tórtola aliblanca o paloma de alas blancas (Zenaida asiatica) en el faro de Mazatlán, México.

Tórtola aliblanca o paloma de alas blancas (Zenaida asiatica) en el faro de Mazatlán, México.

Cotorra de Kramer (Psittacula krameri) en el centro de la ciudad de Udaipur, India.

Cotorra de Kramer (Psittacula krameri) en el centro de la ciudad de Udaipur, India.

 

Esenciales para pajarear:
Guía de aves y binoculares

En plan urbano y primerizo, lo único que hace falta para pajarear es dar una vuelta por zonas arboladas. Entrados en materia, una guía de campo no viene mal. Identificar especies requiere de información sobre su apariencia, comportamientos y rango de hábitat. Las guías, disponibles en formatos físicos y digitales, a menudo se dividen por países.

Cuando se trata de buscar especies determinadas y adentrarse en la naturaleza, hace falta ayudarse con un buen lente. Binoculares, telescopios y telefotos son buenas opciones para ver de cerca aves tímidas y especies pequeñas. Las marcas, las especificaciones y los accesorios dependen del presupuesto y de las necesidades de cada pajarero. Yo, que siempre cargo con mi cámara, confío en mi lente versátil de cajón: un Tamron 18-400 mm.

Si hablamos ya de viajes con el fin de observar aves, a la guía de campo y los binoculares es ideal sumar el conocimiento local. Tener éxito o fracasar en la búsqueda de un ave depende, seguido, de conocer sus mañas y las de su entorno. Muchas veces, el conocimiento empírico de los guías locales está por encima de la tecnología de punta y la teoría académica. Confiar en los pajareros locales suele ser, junto con la suerte, la clave para ver aves codiciadas.

 
Guía de campo para identificar aves en travesía Explora entre Atacama, Chile y Uyuni, Bolivia.

Guía de campo para identificar aves en travesía Explora entre Atacama, Chile y Uyuni, Bolivia.

 

Merlin Bird ID:
La app que identifica pájaros

Imagínate una aplicación para el celular tipo Shazam, pero para identificar pájaros. ¡Buenas noticias! No tienes que imaginar nada porque la app ya existe. Se llama Merlin Bird ID, es gratuita y contiene un catálogo con más de 7,500 especies. Por si fuera poco, las consultas se pueden compartir con eBird, una base de datos colectiva creada por la Universidad de Cornell para monitorear la distribución de aves.

Al igual que eBird, la app para identificar aves fue desarrollada por el laboratorio de Ornitología de Cornell. Con base en preguntas descriptivas y la fecha y el lugar de observación, el catálogo con más de 7,500 especies de Merlin Bird ID delimita las posibles opciones de aves vistas. La aplicación, que funciona también como guía de campo, tiene una modalidad llamada Photo ID que permite identificar aves a partir de fotos.

 
Playero grande (Tringa semipalmata) en la playa de San Pancho, México. Con la opción Photo ID, la app Merlin Bird ID te permite identificar un ave a partir de una fotografía, la fecha y el lugar de la observación.

Playero grande (Tringa semipalmata) en la playa de San Pancho, México. Con la opción Photo ID, la app Merlin Bird ID te permite identificar un ave a partir de una fotografía, la fecha y el lugar de la observación.

 

Juego limpio:
Observar sin intervenir

Pajarear, como todas las actividades turísticas relacionadas con fauna, es un arma de doble filo. Practicada de forma responsable, la observación de aves es una experiencia educativa que evidencia la importancia de cada especie en la conservación de un ecosistema. Cuando tentamos a las aves con comida y modificamos su entorno en nombre del voyeurismo, podemos alterar ciclos y comportamientos vitales.

Toda vuelta pajarera, ya sea a la plaza del pueblo o a los bosques nubosos del trópico, es una apuesta. A veces tenemos suerte y encontramos al quetzal resplandeciente que buscamos. Otras veces no y la caminata sirve para poco más que salir de la rutina. En cualquiera de los casos ganamos todos. Cuando tomamos una foto con una guacamaya con las alas cortadas o compramos un canario para tenerlo en un jaula, no hay riesgos porque todo está perdido.

 
Diamante frentiverde (Heliodoxa jacula) en la reserva de Masphi, Ecuador.

Diamante frentiverde (Heliodoxa jacula) en la reserva de Masphi, Ecuador.

 

Curiosidades:

  • En español, coloquialmente, utilizamos de forma indistinta las palabras pájaro y ave. En términos científicos, sin embargo, no son sinónimos. Pájaro es el nombre común de los paseriformes, las especies de una sola orden de aves. Todos los pájaros son aves, pero no todas las aves son pájaros.

  • En octubre de 2019 Netflix lanzó un documental titulado Bailando con los pájaros. Si crees que una caja de fresas cubiertas de chocolate o un jacuzzi acompañado de velitas son muestras de amor desbordado, temo decirte que te conformas con muy poco.

  • A principios del siglo XX los tiempos de exposición para tomar una fotografía eran muy largos. Para evitar que los niños se movieran y arruinaran la toma, se popularizó la idea de colocar un pajarito de metal justo arriba de la cámara. El movimiento mecánico de sus alas llamaba la atención de los niños que se quedaban mirando al pajarito.

  • En el programa de televisión Plaza Sésamo, conocido en España como Barrio Sésamo, el personaje del pájaro gigante no es igual en todos los países. En la versión mexicana Abelardo es un loro verde, en la española Caponata es una gallina naranja, en la holandesa Pino es un azulejo y en la estadounidense Big Bird es un canario amarillo, por mencionar algunos ejemplos.

* ¿Tienes correcciones sobre las especies fotografiadas? ¡Bienvenidas! Mándame un mensaje por Facebook o por Instagram.


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Publicado el 4 de enero de 2021 por Marck Gutt | Don Viajes.
Última actualización: 4 de enero de 2021.

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