Tradiciones de Oaxaca: recorrido artesanal por los Valles Centrales
En los Valles Centrales de Oaxaca el campo y las manos traman juntos la historia. A cambio de recorrer caminos serranos, uno de los estados más diversos y folclóricos de México comparte su cultura y sus costumbres. Una vuelta por Teotitlán, Jalieza, Arrazola y Tilcajete basta para presenciar la hechura de alebrijes y conocer otras tradiciones de Oaxaca.
En la zona sur del Pacífico mexicano un estado de costumbres aguerridas viste huipiles, muele en metate y brinda con mezcal. La región central de Oaxaca es tan diverso que no tiene madre. Tiene madres, en plural. Custodiado por las sierras Madre Occidental, Madre Oriental y Madre del Sur, el centro de Oaxaca cobija tanta diversidad cultural como natural.
Dicen que los enredos del queso Oaxaca no son una casualidad: son el reflejo de un lugar tan rico como hecho bolas. Con lenguas indígenas disonantes, costumbres inmunes al paso del tiempo y montañas capaces de burlar el ingenio carretero, el corazón del estado presume orgulloso muchas de las tradiciones de Oaxaca. Mezcal, alebrijes y textiles artesanales incluidos.
En la región de los Valles Centrales las localidades resguardan tesoros endémicos. Aun con pocos kilómetros de separación, los saberes alrededor de la capital del estado cambian de pueblo en pueblo. Un recorrido por Teotitlán del Valle, Santo Tomás Jalieza, San Martín Tilcajete y Arrazola basta para descubrir armadillos voladores, alfombras mágicas y bebidas dignas de los dioses.
Jardín Etnobotánico:
Tradiciones de Oaxaca en la capital
En los Valles Centrales la cultura está íntimamente ligada a la tierra. Del maguey proviene el mezcal, del copal la madera de los alebrijes, de los cactus la cochinilla que tiñe el tejido y del ahuehuete más famoso del mundo el sustento de la comunidad de Tule. Sin las plantas que acompañan la geografía del estado no se pueden explicar las tradiciones de Oaxaca. Por eso, el jardín estrella de la capital no pretende exoticidades.
Antes que desplegar un arsenal de plantas remotas, la región más biodiversa de México prefiere presumir su flora nativa. El Jardín Etnobotánico de Oaxaca es un homenaje a la tierra en su propio idioma. Milpas que recuerdan la base de la cocina, amates aferrados a paredes de materiales naturales y guajes de los que proviene el nombre del estado son un buen pretexto para visitar el traspatio del templo de Santo Domingo. Eso sí, el jardín solo se puede visitar en compañía de sus propios guías.
En la capital, agaves, biznagas y maizales protagonizan mucho más que postales. El Centro Histórico está tapizado de mercados tradicionales, puestos callejeros y mezcalerías urbanas donde las bondades de la tierra saben y se ven gloriosas. Oaxaca es una ciudad fiel a sus orígenes. Entregarse a sus empedrados suele recompensarse con tortillas recién hechas, muestras de folclor desinhibido y negros que sirve de apellido lo mismo para moles que para barros.
Textiles de Oaxaca:
Teotitlán del Valle y Santo Tomás Jalieza
No hace falta salir de la capital para descubrir los tesoros de sus alrededores, pero no es lo mismo ver una artesanía en una tienda que ver a su creador con las manos en la masa. O en el caso específico de Teotitlán del Valle: en los hilos. Este pueblo, 30 kilómetros al este de Oaxaca, ha logrado llamar la atención gracias a la destreza de sus tejedores. Con apenas cinco mil habitantes, la localidad esconde decenas de talleres familiares especializados en el tramado de lana.
Famoso por sus tapetes, Teotitlán presume una de las grandes tradiciones de Oaxaca. Tejidos que rebasan los dos metros de largo y lana teñida con cáscara de nuez y flor de cempasúchil son algunos de los secretos que revelan los talleres locales. Si bien la estética artesanal de Teotitlán es una insignia comunitaria, sus habitantes no dejan de reinventarse. En Tierra Antigua, Pedro Montaño trabaja con lana de merino para tramar piezas de concurso. Con el lanzamiento de su marca Nashun, Rey Vásquez diseña camas para perros en el taller familiar Huella Carmín.
Al sur de la capital, Santo Tomás Jalieza trama algo distinto. En este pueblo impera el telar de cintura y solo las mujeres dan rienda a la hilacha. En su taller, Abigail Mendoza comparte su trabajo junto con piezas de exposición que han viajado a países como Brasil y Canadá. Con la ayuda de petates y peines de madera, la urdimbre recuerda el legado de una práctica utilitaria. Hoy, en lugar de tejer cinturones para uso propio, las mujeres de Jalieza producen caminos de mesa, pulseras de hilos finos y piezas de arte que ponen en alto la cultura de Oaxaca.
Alebrijes de Oaxaca:
San Martín Tilcajete y Arrazola
En el mundo de las artesanías mexicanas pocas son tan extraordinarias como los alebrijes de Oaxaca. Caballos pentacolores, pumas voladores y puercoespines fosforescentes son solo algunos de los ejemplares del catálogo de fauna excéntrica de los Valles Centrales de Oaxaca. El colorido y el cruce imposible de especies son los elementos obvios de estas creaciones, sin embargo, detrás de lo tangible se esconde una historia tan difícil de creer como los búhos con aletas de tiburón.
El origen de los animales fantásticos es San Antonio Arrazola, un pueblo pequeño que hasta hace poco vivía del campo. Sin posibilidad de comprar juguetes, Manuel Jiménez comenzó a tallar sus propias figuras siendo un niño. Las primeras piezas, con clavos visibles y madera sin lijar, evolucionaron hasta convertirse en las tallas uniformes y coloridas que ahora conocemos como alebrijes de Oaxaca. Hoy, la casa de Jiménez es un taller familiar y también un museo llamado El Tallador de Sueños.
Más lejos de la capital, un pueblo de 1,600 habitantes agradece en silencio el legado de Jiménez. Aunque no es el lugar donde se originaron y tampoco el único donde se producen, San Martín Tilcajete es la capital de los alebrijes de Oaxaca. Decenas de talleres, como Casa Don Juan, perfeccionan el arte con formas impecables, patrones ridículamente detallados y diseños de colección. Entre ajolotes, lobos, armadillos y bichos para los que el español no tiene nombre, los Valles Centrales de Oaxaca prueban que la realidad supera la ficción.
Tips de viaje:
El aeropuerto internacional de Oaxaca recibe vuelos directos de varias ciudades en México incluidas Cancún, Ciudad de México, Guadalajara, Monterrey y Tijuana. También recibe vuelos directos de Guatemala, Dallas y Houston.
El clima en los Valles Centrales de Oaxaca es relativamente templado, con bajas frescas en invierno y altas calientes al final de la primavera. Como en la mayoría del centro y el sur de México, las probabilidades de lluvia son altas en verano.
Para moverse en la capital del estado no hace falta coche. De hecho, estacionario en el centro es complicado. Para recorrer los Valles Centrales de Oaxaca y visitar lugares como San Agustín Etla y las cascadas de Hierve El Agua hace falta contratar tour, servicio de transportación o rentar coche.
La oferta de hospedaje en Oaxaca incluye desde hostales y pensiones rústicas hasta bed & breakfasts y hoteles de lujo. A una cuadra del Templo de Santo Domingo está el hotel histórico Quinta Real Oaxaca. Miembro de Preferred Hotels & Resorts, este hotel ofrece alberca al aire libre y varios jardines en un antiguo convento del siglo XVI.
Diferentes compañías ofrecen tours en Oaxaca para ver el árbol de Tule, recorrer las zonas arqueológicas de Mitla y Monte Albán y visitar los talleres artesanales de pueblos como Teotitlán y Arrazola.
Chimalli Travel es una agencia de viajes local que ofrece recorridos guiados, rutas personalizadas y servicio de transportación en los Valles Centrales de Oaxaca.
Curiosidades:
En Oaxaca se produce el quesillo, uno de los ingredientes básicos de las quesadillas. Famoso por su elasticidad y su presentación en bola, este manjar es conocido fuera del estado como queso oaxaca; aunque muchos oaxaqueños dicen que no es lo mismo.
El estado de Oaxaca es el quinto más grande de México, pero tiene más municipios que Chihuahua, Sonora, Coahuila y Durango juntos. Con 570 municipios, son más los gobiernos regionales de Oaxaca que los países del mundo.
Los alebrijes originales, producidos en papel maché y originarios de la Ciudad de México, son creación de Pedro Linares. Por su parecido con las tallas de madera de Jiménez, el término viajó a Oaxaca donde se popularizó.
El disco March of the Zapotec, de la banda Beirut, fue compuesto en Oaxaca y cuenta con la participación de músicos tradicionales de Teotitlán del Valle.
PIES DE FOTO
1. El propio Centro Histórico de la capital es un homenaje a las tradiciones de Oaxaca.
2. Telar artesanal en el taller Tierra Antigua de Teotitlán del Valle.
3. Carina Santiago comparte la cocina tradicional de Oaxaca en el taller Tierra Antigua.
4. Los animales fantásticos de Arrazola son los precursores de los alebrijes de Oaxaca.
5. Telar de cintura en el taller de Abiagail Mendoza, ubicado en Santo Tomás Jalieza.
6. Basílica de Nuestra Señora de la Soledad en la capital de Oaxaca.
7. En el taller Casa Don Juan se puede ver cómo se pintan los alebrijes de Oaxaca.
8. Edificios y calles centenarias en el Centro Histórico de Oaxaca.
9. Lavadero del antiguo convento en el hotel histórico Quinta Real Oaxaca.
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Publicado el 19 de julio de 2020 por Marck Gutt | Don Viajes.
Última actualización: 8 de agosto de 2022.
El contenido de esta publicación es resultado de un viaje realizado con el apoyo de la Secretaría de Turismo de Oaxaca y Preferred Hotels & Resorts.
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