¿Qué ver en Marrakech? Guía de Viaje con museos, jardines y restauarantes
Palacios monumentales, jardines secretos y callejones enredados son algunos de los atractivos que ver en Marrakech. No por nada, la cuarta ciudad más poblada de Marruecos es la más famosa de todas. Esta guía de la ciudad roja incluye museos, restaurantes y uno que otro lugar en la Medina que misteriosamente pasa desapercibido en TripAdvisor.
Marrakech no es la capital de Marruecos. Tampoco su puerto más importante, su ciudad más antigua ni su metrópolis más poblada. Aun así, su colección de palacios, mercados y plazoletas tiene un papel protagónico en el imaginario colectivo. La ciudad roja es famosa por su caos funcional y sus escenarios que ganan corazoncitos en Instagram, pero lo es todavía más por su historia milenaria y su mezcolanza de culturas.
Entre tenerías tradicionales, jardines devotos del arte y puestos callejeros acostumbrados a los gritos, Marrakech se presenta como un lugar donde pasa todo menos el tiempo. Caminar la cuadrícula inexistente de esta ciudad augura desvíos imprevistos y vueltas de más. Por suerte, perderse en Marrakech suele ser buen pretexto para descubrir sastrerías familiares que hacen ropa artesanal y centros culturales que no tienen página de internet.
En la Medina, como se conoce al barrio antiguo de la ciudad, se esconden patios cubiertos de mármol, museos de arte que celebran la cultura magrebí y plazas donde vendedores de jugo fresco son vecinos de encantadores de serpientes. A las afueras, la ciudad que se dice moderna presume jardines con apellido francés, tumbas dignas de la nobleza y hoteles donde conviven la historia y el lujo.
Esta lista con 10 atractivos de Marrakech incluye restaurantes, museos, jardines y palacios. Eso sí, la ciudad roja es muy estimulante y no faltan cosas que hacer ni lugares que ver. ¿Cansado del gentío? La cordillera de las Atlas está a menos de 100 kilómetros al sur de Marrakech y la vida en los pueblos bereberes de la montaña no tiene nada que ver con el ajetreo citadino.
Qué ver en Marrakech:
Especias e historia en la Medina
Al igual que en otras ciudades antiguas del Magreb, al centro de Marrakech se le conoce como Medina. Con su muralla roja y su título de Patrimonio de la Humanidad, este barrio histórico alberga muchos de los atractivos turísticos de Marrakech. Museos y edificios aparte, divagar por sus mercados y sus callejones laberínticos basta para entretenerse por días.
En Yamaa el Fna, presuntamente la plaza más concurrida de África, se consiguen desde sandalias hechas a mano y cristales de mentol para curar la gripa hasta espectáculos de acrobacia a la gorra. Lamentablemente, también son comunes los encantadores de serpientes. La práctica es una forma de maltrato animal que se vale de quitar los colmillos a las cobras.
Madrasa Ben Youssef:
La gran escuela marroquí
Madrasa es la palabra árabe para escuela. En el centro histórico de Marrakech, sin embrago, el término remite a uno de los edificios más icónicos de la ciudad. Ubicada en la parte norte de la Medina, la madrasa Ben Youssef se consolidó como el centro de estudios islámicos más importante de Marruecos.
Durante cuatro siglos el edificio actual de la madrasa cumplió su función educativa. Ahora, en lugar de enseñar leyes islámicas, la madrasa enseña el legado arquitectónico marroquí con arabescos, ventanas talladas en madera y zelliges, como se conoce a la cubierta de azulejos con patrones geométricos.
Le Jardin Secret:
Oasis verde en la Medina
Construido en el siglo XVI como parte de un palacio de la dinastía saadí, el jardín secreto nunca estuvo abierto al público en general. Durante cientos de años, aun con múltiples cambios de propietario, para entrar a este oasis en el corazón de la Medina se necesitaban muchas influencias.
Fue en 2016 cuando Le Jardin Secret cambió sus políticas de acceso. Tras 80 años abandonado, el jardín fue recuperado con el propósito de recibir visitas y mantenerse a flote. Ahora la restauración del paisajista británico Tom Stuart-Smith convive con más de 80 especies de plantas y una torre histórica que, con 17 metros de alto, sirve como mirador.
Museos de arte:
Dar Bellarj & Maison de la Photographie
Los museos de sitio roban la atención en la ciudad roja: si no es un palacio de pie, es uno en ruinas; si no es un minarete, es un jardín secreto. Los íconos arquitectónicos son el estandarte de Marrakech, pero no son los únicos edificios que cuentan su historia.
Centros culturales y museos más discretos presumen propuestas contemporáneas de arte local. Vecina de la madrasa Ben Youssef, la fundación Dar Ballarj ofrece conciertos, talleres y exposiciones temporales centradas en la cultura local. A unos cuantos pasos, con más de 10 mil imágenes en su acervo, la Maison de la Photographie funciona simultáneamente como museo y archivo fotográfico.
La Bahía:
Palacio de palacios
Si este edificio tiene un nombre sugerente en español es solo por una coincidencia. Marrakech no está cerca del mar y la Bahía a la que hace referencia el palacio es una mujer, la esposa favorita del visir que ordenó la construcción de buena parte del inmueble. Construido en el siglo XIX, Bahía se concibió como el palacio más impresionante de todos los tiempos. Por eso, seguramente, aparece seguido en la lista de atractivos que ver en Marrakech.
Su interior, en el que coexisten jardines, una mezquita con su minarete y más de un centenar de habitaciones, sirvió como residencia oficial del sultanato y del gobierno del protectorado francés. Ahora, el palacio de los techos de cedro y los patios de mármol está abierto al público en general. Claro, siempre que el rey de Marruecos no tenga huéspedes importantes.
Dar Cherifa & Le Jardin:
Restaurantes en Marrakech
Marrakech es famosa por su té de menta, sus jugos frescos y su sopa de caracol. Eso sí, ningún plato es más famoso que el tayín, como se conoce a la olla bereber de barro cocido y a los estofados que se cocinan en ella. En plan callejero, la recomendación es confiar en los puestos atiborrados de locales. En plan urbanita, este par de restaurantes en la Medina ofrece espacios entrañables y comida rica.
Le Jardin, con sus patios escalonados, sirve humus de coliflor rostizada, tabule de cebada, cuatro variedades de tayín y hojaldres de queso con tomate confitado. Dar Cherifa, escondido en un callejón poco transitado, sorprende a los comensales con sopa tradicional harira, cuscus de vegetales, hojaldre de pollo con almendras y una terraza con vistas envidiables de la ciudad.
El Badi:
Palacio en ruinas
Ubicado al sur de la Medina, este palacio de la dinastía saadí es una muestra más del delirio de grandeza de los sultanes marroquíes. Construido entre los años 1578 y 1593 , El Badi se erigió con proporciones épicas, decoraciones de oro y materiales importados.
Con más de 300 habitaciones, el palacio fue bautizado con el nombre del incomparable. El título, si bien imponente, duró poco. El fin de los saadí fue también el fin de su palacio. Desde el siglo XVIII, de la descripción gloriosa de El Badi quedan poco más que recuerdos y murallas que sirven como miradores. Hoy, las ruinas del monumento ocupan un lugar en las listas de cosas que ver en Marrakech.
Jardín Majorelle:
Botánica, moda y arte
Fuera de la Medina, ningún atractivo de Marrakech es tan famoso como el jardín Majorelle. Es más, de acuerdo con TripAdvisor este lugar es todavía más digno de visitas que el palacio Bahía o la plaza Yamaa el Fna. Competencias aparte, el jardín es un lugar excepcional donde se encuentran la botánica, la moda y el arte. Y sí, también los mismos encuadres que se repiten al por mayor en Instagram.
La historia del jardín está vinculada con dos artistas franceses: Jacques Majorelle e Yves Saint-Laurent. El primero, encargado de fundar el jardín. El segundo, responsable de restaurarlo y hacer del lugar un complejo cultural con museos. Ahora, en el jardín Majorelle se pueden ver muestras de las pinturas de Majorelle, parte de la colección de textiles de Saint-Laurent y 15 especies de aves endémicas del norte africano.
Tumbas saadíes:
Mausoleo de mármol blanco
A las afueras de la Medina, las tumbas saadíes dan cuenta de un estilo arquitectónico caracterizado por adornos lujosos y detalles minuciosos. La destrucción del palacio El Badi supuso la desaparición del máximo exponente del legado saadí. No se sabía, entonces, que un par de mausoleos olvidados reclamaría el título siglos más tarde.
Descubiertas por los franceses a principios del siglo XX, las tumbas estuvieron ocultas tras un muro durante más de cien años. Gracias a su estado de conservación y a la suntuosidad de sus mocárabes, zelliges y arcos de estuco, este cementerio es uno de los atractivos turísticos más populares de Marrakech.
La Sultana Marrakech:
Cinco riads, un hotel de lujo
En Marruecos, riad es el nombre que reciben los patios centrales de las casas antiguas. Y por extensión, también las mismas casas. Marrakech está tapizada de riads restaurados que funcionan como restaurantes y hoteles. Uno de ellos, vecino a las tumbas saadíes y el palacio El Badi, es La Sultana.
Miembro de Small Luxury Hotels, esta propiedad combina cinco riads en los que se ofrece spa con hamam, alberca al aire libre, clases de cocina tradicional y un bar en la azotea que presume vistas panorámicas de la Medina. De pilón, el servicio de minibar sin alcohol es cortesía en cualquiera de las 28 habitaciones del hotel.
Tips de viaje:
El aeropuerto de Marrakech ofrece vuelos directos a decenas de ciudades en Europa. El aeropuerto de Casablanca, 220 kilómetros al norte, ofrece vuelos directos a Montreal, Río de Janeiro y diferentes ciudades de Estados Unidos.
En Marrakech, un coche estorba más de lo que ayuda. En la Medina las distancias son caminables y no cuesta trabajo conseguir taxis para ir a zonas más lejanas.
El clima en Marrakech es desértico con inviernos templados y veranos calurosos. Entre junio y agosto las temperaturas rondan entre los 20 y los 35 °C.
Desde Marrakech, recorrer 200 kilómetros al volante basta para visitar las playas y los mercados del puerto de Essaouira. El viaje se puede hacer con agencia de viajes o con coche rentado por cuenta propia.
Curiosidades:
Medina significa pueblo en árabe, sin embargo, el término se utiliza para nombrar los barrios históricos donde se originaron ciudades como Fez, Trípoli y Túnez. Fuera del norte de África, Malta y España también tienen ciudades con barrios llamados Medina.
La casa cubista de jardín Majorelle es un ícono gracias a su color azul ultramar. De hecho, Majorelle patentó ese tono y lo bautizó con su nombre. Un par de décadas más tarde, otro artista francés llamado Yves Klein hizo más o menos lo mismo con el IKB (International Klein Blue). A ojo desnudo, los azules de Klein y de Majorelle son indistinguibles.
Los idiomas oficiales de Marruecos son el árabe marroquí, conocido también como dariya, y el amazigh, la lengua bereber que tiene un alfabeto que se ve así: ⵜⴰⴳⵍⴷⵉⵜ ⵏ ⵍⵎⵖⵔⵉⴱ.
El nombre original de Marruecos es al-Magrib, que en árabe significa occidente. Lo de Marruecos es un invento europeo que se originó en Marrakech y que inspiró el nombre que hoy designa al reino entero.
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Publicado el 30 de noviembre de 2020 por Marck Gutt | Don Viajes.
Última actualización: 30 de noviembre de 2020.
El contenido de esta publicación es resultado de un viaje realizado con el apoyo de Small Luxury Hotels of the World.
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